¿Has notado que la boquita de tu hijo empieza a “temblar” sin motivo aparente? Y te das cuenta de que son sus dientes rechinando y, a veces, tiene picor en su naricita como estornudos frecuentes, incluso obstrucción nasal. A ese rechinamiento dental lo conocemos como bruxismo, el cual es una actividad no funcional, es decir, está caracterizado por el apresamiento repetido y/o el rechinar de los dientes de forma inconsciente. Esto puede ocurrir cuando el niño está despierto o más común durante el sueño.

El bruxismo se presenta en ambos sexos, se ha evidenciado que la mayor parte de los casos el hábito se establece en edades tempranas persistiendo hasta la edad adulta. Esto suele comenzar entre los 4 y 8 años.

Debes saber que un desgaste de esmalte dental es algo normal y fisiológico, esto ocurre durante el movimiento de masticación. Sin embargo, cuando existe bruxismo estos desgastes son mayores, llegando a ser patológico.

Su causa se debe a factores locales, psicológicos y neurológicos. Probablemente ninguno de estos factores actúe de forma aislada, sino en forma conjunta. Además, diversos estudios han demostrado que el factor que influye de manera directa en el bruxismo es la ansiedad.

Se ha reportado una prevalencia de bruxismo en niños que va desde 8.5% a 43% en la población.

Cuando además del rechinar de sus dientecitos has notado que estornuda frecuentemente, tiene mucosidad y, en ocasiones, hasta la falta de olfato (es probable que sea rinitis); esta última provoca una obstrucción nasal en conjunto con otras alteraciones de las vías aéreas superiores, llámese fosas nasales, tráquea y faringe. El bruxismo puede ser causado por procesos alérgicos, asma e infección de vías respiratorias.

Frecuentemente el pediatra, cuando ha diagnostica un bruxismo ocasional lo ha relacionado con una parasitosis intestinal, sin embargo, apenas existe investigación que hable sobre esta relación.

Algunos investigadores creen que el bruxismo infantil no siempre tiene que tratarse previamente, ya que están en proceso de crecimiento y el niño puede ser resistente al bruxismo. Sin embargo, si hay daño en el sistema bucodental, se prescriben aparatos ortopédicos funcionales como elemento neutralizador o direccionador de fuerzas ejercidas por el paciente.

Aunque las fuerzas del bruxismo pueden transmitirse a las estructuras del sistema masticatorio, algunas de ellas se absorben sin efectos secundarios, mientras que otras pueden provocar alteraciones de diversos grados. Las estructuras que se van a afectar son:  los dientes y sus tejidos de soporte, los músculos masticatorios y las articulaciones témporo mandibulares.

Algunos síntomas del bruxismo:

De allí que, si ya notaste estos síntomas en tu niño, es muy importante que un especialista pueda realizar un diagnóstico temprano y, de presentar bruxismo, pueda comenzar el tratamiento necesario a tiempo.

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